Sobre las operaciones de amígdalas

¿Qué riesgos tiene la operación?

Las operaciones y el uso de anestesia siempre conllevan riesgos, pero en este caso son menores y se toman todos los cuidados para que la operación sea lo más segura posible.

Un reducido número de pacientes presentan hemorragia tras la operación de amígdalas. La hemorragia generalmente se para sola. Algunas veces, el paciente debe ser operado nuevamente bajo anestesia para detener la hemorragia.

Tras el alta hospitalaria, no debe haber nunca hemorragia en la garganta. Si notas alguna hemorragia, debes ponerte en contacto con el hospital inmediatamente.

En la zona operada se forman unas capas blanco-grisáceas, que son el equivalente en las mucosas a las costras en la piel y un signo de curación. Estas capas pueden oler mal y causar mal aliento. Las capas empiezan a desaparecer al cabo de unos 7-10 días. El riesgo de hemorragia existe hasta que las heridas estén completamente curadas, lo que puede tardar hasta tres semanas.

Puede ser que tengas un poco de fiebre el primer día, esto es normal. Si sientes molestias por la fiebre, ponte en contacto con el hospital.

Si consideras que los analgésicos no están surtiendo efecto y que tienes dificultades para beber suficiente líquido, debes ponerte en contacto con los servicios sanitarios.

¿Cuándo se justifica la operación debido al agrandamiento de las amígdalas?

Las amígdalas están situadas a ambos lados de la garganta. El agrandamiento de las amígdalas puede causar molestias al dormir. La interrupción del sueño, en este contexto, supone roncar y respirar por la boca simultáneamente y, a veces, causa una respiración interrumpida (apnea) o ronquidos en combinación con despertares frecuentes y un sueño agitado. Son frecuentes los sudores nocturnos, posiciones anormales para dormir, como con el cuello doblado hacia atrás y algunos niños mojan la cama. Estos trastornos provocan una reducción de la calidad del sueño y afectan, a su vez, a la vida diurna de diversas maneras, por ejemplo, somnolencia diurna excesiva, alteraciones del comportamiento, como cambios de humor, hiperactividad, astenia, problemas de atención y concentración o aumento de los síntomas de trastorno negativista desafiante y de conducta agresiva. Todo ello, a su vez, repercute en la calidad de vida de los niños y jóvenes.

El agrandamiento de las amígdalas también puede afectar a la capacidad de hablar, masticar y tragar. La sensación de opresión en la garganta puede provocar problemas a la hora de ingerir alimentos que haya que masticar, puede obligar a tragar cantidades pequeñas y puede hacer que las comidas se alarguen. Esto, a su vez, puede causar problemas a la hora de mantener un peso normal en relación con la edad. Los niños con amígdalas agrandadas suelen respirar con la boca abierta, pueden babear y varias funciones del habla pueden verse afectadas. El habla suele sonar espesa y arrastrada. La articulación de los sonidos consonánticos realizados en la parte delantera de la boca se ve afectada negativamente, al igual que la voz. La respiración bucal, causada por el agrandamiento de las amígdalas y las adenoides (“vegetaciones”, o glándulas situadas detrás de la nariz), puede afectar negativamente al desarrollo maxilofacial de los niños pequeños.

¿Cuándo se justifica la operación debido a las anginas?

La amigdalitis es una infección de las amígdalas causada por bacterias o virus. Las amígdalas enrojecen, se hinchan, duelen al tragar y en la mayoría de los casos se tiene fiebre. También es común sentir dolor de cabeza, dolor de oídos y de estómago. Las amigdalitis de repetición pueden afectar las actividades diarias con una consecuente reducción de la calidad de vida. En el caso de que las amigdalitis de repetición causen malestar, a pesar del correcto tratamiento (3 o 4 veces en el curso de un año), se debe considerar una operación de amígdalas.

¿Cuál es la diferencia entre extirpar “toda” la amígdala o “parte” de la misma?

La operación de amígdalas se puede hacer de dos maneras diferentes. Se puede extirpar toda la amígdala (amigdalectomía) o se puede reducir el tamaño de la amígdala (amigdalotomía). En líneas generales se considera que tener amigdalitis de repetición justifican una amigdalectomía. La amigdalatomía se realiza generalmente cuando las amígdalas están agrandadas y obstruyen la respiración durante el sueño. La amigdalatomía causa menos dolor, presenta un riesgo menor de hemorragia y permite una vuelta más rápida a las actividades normales. Con la amigdalatomía hay un riesgo bajo de que los síntomas vuelvan a aparecer en la parte restante de la amígdala. Es el médico que opera el que evalúa cuál de las dos operaciones es mejor para el niño.

Tonsiller före operation
El aspecto de las amígdalas antes de la operación.
Tonsillektomi_small
Su aspecto después de la cirugía en el caso de una amigdalectomía total.
Tonsillotomi
Su aspecto postoperatorio en el caso de la extirpación de las partes protuberantes. El resultado es menos doloroso y menos riesgo de hemorragia que en el caso de una amigdalectomía total.

¿Cuándo se operan las adenoides?

En los casos en que el niño debe ser operado por un agrandamiento de las amígdalas, se estudia el tamaño de las adenoides (o “vegetaciones”, glándulas detrás de la nariz). Si las adenoides están agrandadas también son extirpadas. Esta operación no causa al niño excesivas molestias.